Como veis, María no le teme a ninguna ruta y hoy nos acompaña haciendo el Sendero de los
acueductos de Carcauz.
Esta ruta, cercana a
Vícar-pueblo nos permitirá ver construcciones de regadíos muy bien conservadas.
Nuestro punto de concentración es la salida 420 de la autovía A-7, desde donde hacemos un
primer tramo en coche.
Para comenzar nuestro
sendero a pie.
La senda discurre casi en su totalidad por una acequia de riego que data probablemente de la época romana.
Dejamos a nuestra izquierda el barranco y vamos pasando primero por el acueducto de los 20 ojos.
Luego llegamos a otro incompleto
tras lo que damos buena cuenta
del bocata y la fruta para reponer fuerzas
y seguimos subiendo un poco
para retomar la acequia
que nos llevará tras serpentear por el barranco
al acueducto de un solo ojo
donde se pone a prueba nuestro vértigo y nuestro buen humor
para volver al punto de partida, tomar el coche y encaminarnos a Vícar
donde habíamos encargado unas migas
acompañadas de cerveza fresquita
y buena compañía. Un lugar, el Bar Villanueva, muy, pero que muy recomendable.
Tras la comida damos un paseo por el pueblo
¡podéis comprobar lo bien que sienta la comida!
nos hacemos las fotos de rigor
y, lo reconocemos, ¡¡somos como niños!!
Como veis, María no le teme a ninguna ruta y hoy nos acompaña haciendo el Sendero de los acueductos de Carcauz.
Esta ruta, cercana a Vícar-pueblo nos permitirá ver construcciones de regadíos muy bien conservadas.
Nuestro punto de concentración es la salida 420 de la autovía A-7, desde donde hacemos un primer tramo en coche.
Para comenzar nuestro sendero a pie.
La senda discurre casi en su totalidad por una acequia de riego que data probablemente de la época romana.
Dejamos a nuestra izquierda el barranco y vamos pasando primero por el acueducto de los 20 ojos.
Luego llegamos a otro incompleto
tras lo que damos buena cuenta
del bocata y la fruta para reponer fuerzas
y seguimos subiendo un poco
para retomar la acequia
que nos llevará tras serpentear por el barranco
al acueducto de un solo ojo
donde se pone a prueba nuestro vértigo y nuestro buen humor
para volver al punto de partida, tomar el coche y encaminarnos a Vícar
donde habíamos encargado unas migas
acompañadas de cerveza fresquita
y buena compañía. Un lugar, el Bar Villanueva, muy, pero que muy recomendable.
Tras la comida damos un paseo por el pueblo
¡podéis comprobar lo bien que sienta la comida!
nos hacemos las fotos de rigor
y, lo reconocemos, ¡¡somos como niños!!
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